Aproximación al entendimiento energético de nuestro Ser, analizando la energía disponible en el momento de nuestro nacimiento. Esa energía corresponde a un modo único de vibrar condicionado por las posiciones planetarias de ese tiempo y espacio. Ese instante deja huella en nuestra psique (alma en griego) y genera patrones emocionales, conductuales y cognitivos.
Freud se dedicó a lo instintivo pulsional sexual y dejó por fuera muchos aspectos trascendentales para el hombre como, por ejemplo, su amor por lo desconocido, lo trascendental, y la búsqueda de sentido.
Jung, su discípulo, toma conceptos de su maestro e integra la astrología a sus prácticas. Considera que el hombre es un ser complejo, con muchas energías, colores, o arquetipos en su interior.
Ni la energía ni el inconsciente pueden ser medibles o cuantificables, puesto que responden a leyes singulares, al camino de cada sujeto. La ciencia se ha volcado a todo lo estandarizado a fin de poder generar estadísticas. En dichos procesos se anula al sujeto, por que no hay ningún ser humano igual al otro.
Entonces, la astrología es un medio muy fiel para poder traducir la compleja riqueza que esconde cada ser humano en su interior por las múltiples variables que estudia.
Formamos parte de un sistema más grande, poderoso y complejo. No logramos a entender la magnitud. Nos atraviesa.
Así como la luna genera cambios en las mareas, en los cultivos, en ciclos femeninos, el sol genera sus efectos, la vitalidad, la expansión, el crecimiento, y el resto de los planetas que forman nuestro sistema solar también lo hacen.
No estamos separados de la naturaleza, somos uno con ella.
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